¡Que dichosa soy de ser mujer!

Cuando pienso en la vida; miles de cosas se acapullan una sobre otra: momentos y circunstancias entrelazados formando nivel tras nivel una existencia como capítulos de un tomo literario. Pienso especialmente en un eslabón de mujeres, que una a otra, como un ápside estelar, el eje mayor de fortaleza de un astro celestial, ha ido formando ese puente empedrado de mis pasos.

Tías, Madres, abuelas, bisabuelas, hermanas, primas, sobrinas,amigas e hijas, como una gran catarata de sabiduría, trabajo arduo, noches de desvelo, preocupaciones, caminos compuestos por lágrimas, astucia, tenacidad, que sin mucho que decir, pero mucho que hacer, han dado homenaje propio al sentido de su género. Sus ejemplos nobles y callados me han enseñado que la perseverancia y el seguir adelante no es un don querubín, si no más bien, un grito del corazón por existir, por elegir un camino, con esa callada dignidad reclamando su derecho a existir.

Y así, soy lo que soy, por su ejemplo y amor que me da en la penumbra caótica de este mundo loco y desordenado, el soplo necesario de sentirme orgullosa a pertenecer en esa cadena indestructible de nuestro legado. Y seré un eslabón mas que agregar a su ápside estelar: Ese astro celestial que una a una unificadas formamos, edificando nuestro propio destino, nuestra propia luz.

¡Que dichosa soy de ser mujer!